Desde la concepción física, e incluso antes, cuando el futuro bebé es concebido en la mente de sus padres, comienza un proceso de transformación de su psique, fundamentalmente de la mujer, que se acelerará durante el embarazo, y se consolidará en el meses y años después del parto. 

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El embarazo se concibe como un momento de crisis a partir del cual la embarazada desarrollará una nueva identidad: se convertirá en madre.

Durante este período es común repasar la propia infancia, cuyos recuerdos afloran con facilidad. 

También lo hacen las heridas del pasado, que hacen del embarazo un momento privilegiado para el trabajo psicoterapéutico, ya que esas heridas, que a veces son una carga para la vida durante años, pueden sanar mucho más rápido. 

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Es un período de creciente sensibilidad y de gran vulnerabilidad, para lo cual es de vital importancia la asistencia que brindan el entorno vecino, la pareja y la familia, así como los profesionales del sistema de salud. 

Ambivalencia emocional Los sentimientos depresivos ocasionales son comunes y completamente normales durante el embarazo. Suele existir una ambivalencia emocional, es decir, la convivencia de momentos alternados de gran alegría y feliz anticipación, con otros de miedos y dudas sobre si se ha tomado la decisión correcta, si es un buen momento para detener la carrera profesional, o si podrá asumir la responsabilidad de la maternidad. 

Aunque estos sentimientos ambivalentes son normales, es recomendable prestar especial atención al estado de ánimo durante el embarazo y, ante las emociones negativas persistentes, buscar ayuda psicológica.